
"En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme"... No te jode, mira qué listillo Cervantes, se libera de tener que decir donde ocurren las andanzas de Don Quijote con un simple "no, es que no me apetece acordarme" Si todo fuera tan fácil como decir que no me quiero acordar... Pero a veces nos acordamos de las cosas aunque no queramos... Yo no quiero acordarme de él y sin embargo su cara no hace más que aparecerse en mi mente, impidiéndome que me concentre en la lectura que la bruja de Lengua nos ha puesto para el verano. ¿Por qué no puedo pensar en otra cosa? ¿Por qué no hago más que acordarme de sus ojos, unos ojos de un azul tan intenso que al mirarlos parecía que estuvieras mirando al infinito? ¿Por qué viene a mi mente su boca, esa que tantas veces he contemplado, he tocado, he besado, esos labios carnosos y tiernos que escondían una blanca y preciosa sonrisa que hacía que me derritiera? ¿Por qué no puedo parar de ver su cuerpo, sus manos, sus brazos, esos brazos que tantas veces me abrazaron (valga la redundancia) hasta casi dejarme sin respiración? Y no hago más que decirme "Él ya no te quiere, cielo. Acéptalo" ¡Pero no puedo aceptarlo! ¿Acaso es algo que hice yo? El típico "No es por ti, cariño, si es mi culpa" no sonó muy convincente, más bien sonó como a excusa barata. Pero claro, ¿qué le iba a decir yo? Él habría insistido en que era su culpa, aunque sin culparse de nada (suena irónico, pero es lo que suelen hacer los tíos) Vale, y si fue él ¿qué fue? ¿Es que se ha liado con otra, con otro, con otr@s? ¿Es que su madre me odia, es que está enfermo y no me lo quere decir? Cualquiera podría ser la causa si lo único que te dicen es "No es por ti, cariño, si es mi culpa" Sigo intentando leer. "...no ha que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero" y me viene a la mente una cómica imagen en la que sale él vestido de hidalgo con su lanza. Y no puedo evitar reirme y a la vez llorar por haberme acordado de él. Y maldigo a todos los hombres por culpa de uno solo que me ha hecho sufrir, más que por haberme dejado, por no decirme por qué lo ha hecho. Y le maldigo a él por hacer que me acuerde de él todos los malditos días a todas las malditas horas. Y le echo de menos todas las noches, recordando todas las veces que invadió mi habitación de la residencia poniendo a sus vigilantes la excusa de que íbamos a estudiar... sí, sí, a estudiar... Y realmente no veo cómo voy a superar esto leyendo a Don Quijote, pero vamos, que lo intentaré, intentaré seguir con una rutina y poco a poco olvidarle. Creo que sobreviviré sin él. "... adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor."