sábado, 1 de septiembre de 2007

Don Quijote y el mal de amores


"En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme"... No te jode, mira qué listillo Cervantes, se libera de tener que decir donde ocurren las andanzas de Don Quijote con un simple "no, es que no me apetece acordarme" Si todo fuera tan fácil como decir que no me quiero acordar... Pero a veces nos acordamos de las cosas aunque no queramos... Yo no quiero acordarme de él y sin embargo su cara no hace más que aparecerse en mi mente, impidiéndome que me concentre en la lectura que la bruja de Lengua nos ha puesto para el verano. ¿Por qué no puedo pensar en otra cosa? ¿Por qué no hago más que acordarme de sus ojos, unos ojos de un azul tan intenso que al mirarlos parecía que estuvieras mirando al infinito? ¿Por qué viene a mi mente su boca, esa que tantas veces he contemplado, he tocado, he besado, esos labios carnosos y tiernos que escondían una blanca y preciosa sonrisa que hacía que me derritiera? ¿Por qué no puedo parar de ver su cuerpo, sus manos, sus brazos, esos brazos que tantas veces me abrazaron (valga la redundancia) hasta casi dejarme sin respiración? Y no hago más que decirme "Él ya no te quiere, cielo. Acéptalo" ¡Pero no puedo aceptarlo! ¿Acaso es algo que hice yo? El típico "No es por ti, cariño, si es mi culpa" no sonó muy convincente, más bien sonó como a excusa barata. Pero claro, ¿qué le iba a decir yo? Él habría insistido en que era su culpa, aunque sin culparse de nada (suena irónico, pero es lo que suelen hacer los tíos) Vale, y si fue él ¿qué fue? ¿Es que se ha liado con otra, con otro, con otr@s? ¿Es que su madre me odia, es que está enfermo y no me lo quere decir? Cualquiera podría ser la causa si lo único que te dicen es "No es por ti, cariño, si es mi culpa" Sigo intentando leer. "...no ha que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero" y me viene a la mente una cómica imagen en la que sale él vestido de hidalgo con su lanza. Y no puedo evitar reirme y a la vez llorar por haberme acordado de él. Y maldigo a todos los hombres por culpa de uno solo que me ha hecho sufrir, más que por haberme dejado, por no decirme por qué lo ha hecho. Y le maldigo a él por hacer que me acuerde de él todos los malditos días a todas las malditas horas. Y le echo de menos todas las noches, recordando todas las veces que invadió mi habitación de la residencia poniendo a sus vigilantes la excusa de que íbamos a estudiar... sí, sí, a estudiar... Y realmente no veo cómo voy a superar esto leyendo a Don Quijote, pero vamos, que lo intentaré, intentaré seguir con una rutina y poco a poco olvidarle. Creo que sobreviviré sin él. "... adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor."

viernes, 31 de agosto de 2007

Vuelta a la rutina

El 1 de septiembre es el día V. V de vuelta: vuelta de las vacaciones, vuelta al cole (by El Corte Inglés), vuelta al instituto, a la facultad, a la oficina, al trabajo... Pero, sobre todo, vuelta a la Rutina, con mayúscula. Se acabaron los días de levantarse a las 11 ó las 12 (según la hora que cada madre despierte a sus hijos), ir a la piscina o a la playa, comer, echarse una siestecilla de 2 ó 3 horas, volver a la playa, cenar, salir de juerga... y hacer mucho, pero mucho el vago.
Pero no. Ahora toca ponerse a hacer algo productivo y levantar el país, que falta le hace. A nadie le apetece (que se joda el país, que yo quiero dormir un rato más) pero hay que hacerlo.
Lo peor son estos días de septiembre en los que aún no has empezado el curso (como yo) pero sientes el peso de La Vuelta, con mayúsculas. Estás en casa, sin saber que hacer (y no se te ocurra preguntarle a tu madre, que te dirá "¿Quieres que te dé yo algo para hacer?", que equivale a "Pues ponte a planchar/fregar los cacharros/barrer/ordenar tu habitación, que parece una leonera)
¡Dichosos aquellos que tienen sus vacaciones en septiembre, porque se verán privados de los anuncios del Corte Inglés con niños super felices de volver al cole! ¿Pero dónde se ha visto eso, a ver? Yo veo esos anuncios y no hago más que pensar "A mí cada vez me queda menos... y soy bastante menos feliz que esos niños. Aunque más dientes sí que tengo... (¡si es que están todos mellaos!)"
Esto es un homenaje a aquellas personas que el 1 de septiembre vuelven a sus rutinas y lo único que puedo es transmitirles un mensaje de ánimo. ¡Venga, que ya queda menos para las vacaciones de Navidad!